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» Alvago »»» Aprovechemos cada segundo con todos nuestros seres queridos

22 de junio de 2015 [¡Dejá el tuyo!]

A medida que nos vamos poniendo grandes, todos suponemos que nuestros parientes mayores (empezando por nuestros abuelos, continuando por nuestros padres) van a ir desapareciendo físicamente de nuestras vidas. Es algo que tenemos que saber que corresponde a la ley de la vida y que nunca se va a poder modificar. Cuando somos todavía más viejos, probablemente tengamos que sufrir la desaparición de algún amigo o compañero muy cercano, de nuestra misma edad, tan viejo como nosotros. Y eso también es algo completamente normal y que hay que aceptar. Hasta que, claro está, un día nos va a tocar a nosotros mismos.

Sin embargo, hay una cosa que nunca voy a poder masticar: las muertes que llegan de un momento a otro, sin darnos tiempo de despedirnos, sin brindarnos un período en el que podamos procesarlo, sin que podamos entender por qué, cómo, y a veces ni siquiera cuándo pasó.

Si bien mi tía falleció cuando yo tenía tan sólo 2 años, tengo un vago recuerdo de ella. Sin embargo, una de las primeras situaciones horribles que recuerdo con mucha más lucidez es la del hermano de una compañera de la escuela primaria, cuando yo tenía cerca de 8 o 9 años. No voy a dar nombres en este post, pero sí, lo recuerdo muy bien. Él tenía cáncer y si mal no recuerdo falleció a los 16 años. En esa época, para mí, él era un hombre. Ahora, sé que era un pibe y que tenía toda una vida por delante.

Después de esa, durante muchos años sólo recuerdo alguna que otra situación relevante, pero finalmente, en los últimos pocos años, llegaron muchas juntas: la de mi bisabuela, la de la prima de mi papá, y la de mis 4 abuelos, entre otras. Toda gente muy querida, un final peor que otro. Un horror.

Fuera de esto, hubo otras circunstancias fatales que, como decía antes, me marcaron mucho.

  • Una, tan fugaz como inexplicable, fue la de una de las ponencias que me regaló Twitter, que apareció en mi vida tan rápido como luego se fue la suya, hace poco más de 2 años. Una gran e inolvidable persona, a quien por falta de tiempo quedé debiéndole las respuestas a un par de mails, cosa que ya nunca sucederá y de lo cual estoy totalmente arrepentido.
  • Al poco tiempo, el año pasado, le tocó a una persona que conocí en la FADU. No era una gran amiga, ni siquiera era mi amiga, sino una ex alumna casualmente de las dos cátedras en las que doy clases. El formar a alguien en algo que uno ama es querer ver a ese alguien triunfar en eso mismo. Y eso ya no va a poder ser.
  • Hoy, me entero de la tristísima noticia de que eso tan feo le pasó a una ex compañera mía, docente súper joven. Si bien hace años que compartimos la cátedra, no la conocía demasiado, pero puedo decir que el sólo hecho de saludarla y cruzar tres palabras con ella, te brindaba paz. La vida se le fue de un momento hacia otro, sin que ella siquiera se dé cuenta, y con ello, se inmovilizó el recuerdo suyo en todos los que quedamos.

Todo se te puede ir en un segundo, y vos no vas a sufrir. Pero sí van a sufrir todos tus seres queridos, y mucho.

Sí, este es de los típicos posts o mensajes que a veces uno evita leer. Pero cuando estás en uno de esos momentos, necesitás decirlo.

Aprovechá cada segundo con cada una de las personas que te rodean y te quieren. Sea tu mejor amigo, tu novio, tu hermano, tu hijo, o bien el empleado del kiosco que inauguró antes de ayer, alguien que conocés sólo de un par de “hola y chau”. Siempre podés aprender mucho de cualquiera, y siempre tenés algo que enseñar. Hacelo, y hacelo ahora. Con muy poco, tan poco como una sonrisa o con sólo decir “que tengas un buen día”, podés hacer sentir muy bien a esa persona, y encima, eso te va a hacer sentir bien a vos.

Hacelo, y no te quedes con las ganas de nada.
La vida de cualquiera de los que querés, puede desaparecer antes de lo que vos creés, y vivir con la angustia de no haberle dicho algo que ya no podés decirle más, es una de las peores cosas que podés sentir.

Aprovechemos todas nuestras oportunidades.

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